La única discriminación, hacia la información


¿Dónde está el límite? ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar esto? ¿Cuándo va a ser el último día en que el hecho de ser diferente deje de ser una razón para ser víctimas de agresiones y discriminaciones? ¿En qué estamos fallando? Estas son muchas de las preguntas que seguro os hacéis estos días, pues bien, siento deciros que todavía no tienen respuesta.


Párate a pensar por un segundo, la cantidad de información que recibes en un solo día. Una vez te hayas hecho una idea de la cantidad de información que recibes, piensa en qué grado, del 0 al 10, crees que influye esta en tu conducta.


Vivimos en una sociedad interconectada y sobre informada, en eso supongo que estaremos de acuerdo la gran mayoría de personas. Diariamente recibimos mucha información de diversos tipos, esta información incide en nuestra persona de forma muy directa y casi inconsciente.


Nuestra conducta es un elemento totalmente modificable y alterable, pero que al mismo tiempo presenta unos patrones de acción muy marcados que parecen de primeras estáticos. Pues permitidme que os diga que no es en absoluto así.


Nos despertamos siendo personas distintas, y nos vamos a dormir siendo personas distintas, justamente porque diariamente recibimos información distinta que produce cambios de una forma específica a nuestros esquemas mentales. Estos esquemas mentales son definidos por mil variables como la personalidad, nuestras experiencias, nuestros valores o cultura; y también sobre la opinión pública.


Elisabeth Noelle-Neumann es una autora alemana que desarrolla una teoría sobre cómo los individuos adaptan constantemente su comportamiento a las actitudes mayoritarias a nivel social sobre lo que es aceptable y lo que no, definiendo así la opinión pública como una forma de control social. De esa manera, Neumann asegura en su teoría que la sociedad amenaza de alguna forma con excluir y discriminar a las personas que no se comporten acorde con las actitudes mayoritarias.


Es evidente pues, que después de tener en cuenta este apunte sobre Neumann, podemos observar que la opinión pública de nuestra sociedad está intoxicada. Si tenemos en cuenta lo expresado anteriormente sobre la estructuración de los esquemas mentales de los individuos dentro de una sociedad, nos damos cuenta de que en sus valores, su educación familiar, sus experiencias, entre muchas otras, no tenemos capacidad decisiva.
No tenemos el poder de modelar a las personas como queremos desde que nacen, mientras crecen y se desarrollan, pero sí que tenemos una capacidad de influencia como sociedad, ya que somos seres sociales y nuestras conductas se encuentra dentro de un gran sistema psicológico llamado sociedad.


Mientras nos desarrollamos, no únicamente lo debemos hacer como individuo, sino también, a mi parecer, como ciudadanos, como seres colectivos. No vivimos en un Mundo individual, aunque muchos pretendan vivir como tal. Vivimos en un Mundo colectivo, donde las diferencias interpersonales son evidentes y donde la tolerancia y el respeto al otro todavía es una tarea pendiente. Ya lo expresé en otras entradas anteriores, pero es indispensable tirar las puertas al suelo, tirar abajo las puertas de lo concreto, obligarnos a ver más allá, aprender a ver más allá, aprender a tener contacto con la diferencia, con la pluralidad, la variedad.


Pero aún no teniendo la capacidad decisiva de la estructuración de los esquemas mentales de los individuos, como bien expresaba Neumann, la opinión pública incide en nosotros de forma directa, en nuestros pensamientos, en nuestras actitudes, y en definitiva, en nuestra conducta.


Y es que como sociedad, como Estado, utilizamos la opinión pública como instrumento de control social, una opinión pública de la que formamos parte todas y todos.


El problema está cuando concebimos que esta opinión pública no tiene incidencia en nuestro comportamiento, pero para muestra un botón. ¿Por qué sigue habiendo agresiones a personas por su orientación sexual? ¿Por qué sigue habiendo agresiones a mujeres por el simple hecho de ser mujer? ¿Por qué sigue habiendo agresiones a personas por su identidad de género? Porque la opinión pública se utiliza como instrumento de control de forma errónea.


Y es que si concebimos nuestra sociedad, nuestro país, como una gran organización, carecemos de un componente indispensable para el buen funcionamiento de la misma, un componente que en psicología de las organizaciones se conoce como "conducta de ciudadanía organizacional", conductas como el altruismo, el civismo, la cortesía o el respeto.
Las conductas de ciudadanía organizacional, según A. Ares y F. Gómez (2008) son acciones que los individuos ponemos en marcha de forma voluntaria y que son beneficiosas tanto para la propia organización como para el propio individuo y el resto.


Pues aplicada esta definición a esta entrada, estaríamos haciendo referencia a aquellas conductas que ejecutan los individuos de forma completamente voluntaria dentro de la sociedad, y que son beneficiosas tanto para el mismo individuo, como para el resto y también para la misma sociedad. Por ejemplo, el hecho de explicar una noticia correctamente influiría positivamente en el propio medio de comunicación, en el propio redactor y en la sociedad como tal.


¿Debe ser pues, la opinión pública un instrumento para desarrollar conductas de ciudadanía organizacional como sociedad? Personalmente creo que sí, y está debe ser una de las soluciones a esta problemática.
Seguirán habiendo agresiones mientras existan partidos políticos que legitimen este tipo de violencias, por ejemplo. Y este tipo de personas, personas que difunden diariamente mensajes discriminatorios que influyen en nuestros esquemas, forman parte de esa cantidad de información que nos llega diariamente a nuestra mente. Pues estamos ante la "institucionalización de la violencia", cuando observamos conductas que se ven legitimadas por parte del Estado.


A mi parecer pues, urge poner freno a esta escalada de violencia haciendo hincapié en que la libertad de expresión tiene siempre sus límites en la vulneración de los derechos humanos. Urge porque están matando a personas por su orientación sexual o por su identidad de género. Urge porque mientras haya personas que intoxiquen la opinión pública, nuestra sociedad continuará estando enferma.


Pero está claro que la forma en qué actúan los Estados, legitimando y permitiendo este tipo de discursos y acciones, es muy difícil de cambiar de forma directa y rápida. Y es que si no somos conscientes de la información que recibimos y por parte de quién la estamos recibiendo, esta puede influir en nuestra conducta de mil formas posibles. Es por ello, que otra de las soluciones a las problemáticas actuales por lo que hacen las vulneraciones de los DD.HH., es ser conscientes que el único elemento que se debe discriminar es la información.


Tenemos que ser conscientes de la información que recibimos en nuestro día a día, y de la influencia que esta tiene en nuestros esquemas mentales. 


Una vez hayamos recibido esta información, es muy importante discriminar bajo una única norma: ¿esta información es positiva para la persona o por el contrario está vulnerando los derechos de la misma?
Solo de esa manera podremos ser capaz de generar una opinión pública sana, discriminando el tipo de información que nos llega.


Está claro, del mismo modo, que habrá personas e infraestructuras a las que les interesará decir que "Ha muerto un chico de 24 años en A Coruña por una pelea a través de una discusión" que no decir "Han asesinado a un chico de 24 años en A Coruña a través de una discusión al grito de Maricón". Puede ser que a ese medio de comunicación no le interese dar ese titular, pero, ¿interesa a la sociedad?


La sociedad necesita saber el segundo titular, porque si se publica el primero, estamos permitiendo que estas agresiones vuelvan a pasar. Y como el Estado no va a poner freno a la tergiversación de la información, porque en muchas situaciones también le interesa, debe ser trabajo nuestro, trabajo individual, ya sea dentro o fuera de una empresa, dentro o fuera de un medio de comunicación, en nuestra casa, con nuestros amigos... discriminar la información y contemplar conductas de ciudadanía organizacional de cara a nuestras respuestas como individuos sociales.


Únicamente así, discriminando y siendo conscientes de lo que necesitamos como sociedad, combatiremos el gran virus de la discriminación y el mal uso de la opinión pública.


Nos queremos vivos y vivas, por si no había quedado claro.




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