"TDAH Social"
Tal y como dijo Zygmunt Bauman “La cultura líquida moderna ya no siente que es una cultura de aprendizaje y acumulación, ... A cambio, se nos aparece como una cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido.”
La última vez que escribía en el blog estábamos en situación de confinamiento total. No podíamos salir de nuestras casas, nuestra libertad se había visto reprimida por un bien social.
Un bien social, colectivo, que parece ser, se nos ha olvidado.
Hoy quiero hablar de una forma precisa (sólo así podremos comprender aquello a qué hago referencia) sobre uno de los trastornos mentales más comunes en nuestra sociedad: el Trastorno por déficit de atención/hiperactividad, o más conocido como TDAH.
Cuando se habla de este trastorno, normalmente, se hace referencia a un único individuo. No obstante, si observamos nuestro entorno y el funcionamiento del individuo como ser social -y el comportamiento de la masa en toda su esencia- nos damos cuenta que muchos de los criterios diagnósticos del TDAH a nivel individual podrían ser tranquilamente extrapolables a nuestra sociedad.
Con este escrito quiero hacer reflexionar, tal y como he querido hacerlo en otros posts, sobre el funcionamiento de nuestra sociedad como tal y sobre qué medidas a nivel individual creéis que son necesarias para influir, y corregir, el comportamiento social que a continuación expreso.
Si partimos de la base que la filosofía no es únicamente historia de la filosofía, sino que tenemos el deber de pensar y repensar sobre aquello que nos rodea, este post, a mi parecer, nos ayudará a comprender de una manera determinada nuestra sociedad, y por consiguiente a reflexionar sobre nuestra conducta dentro de la misma.
En primer lugar, y antes de continuar leyendo, me gustaría que prestarais atención por un momento a todo lo que estamos viviendo. Pienso que en estos días, preferimos evitar ser conscientes de cómo estamos funcionando como sociedad, pero hay que recordar por todo lo que estamos pasando: miles de muertos, miles de contagiados, colegios cerrados, hospitales y tanatorios saturados, falta de recursos sanitarios para abastecer y tratar a todos los pacientes, familias sin cobrar ni un euro a día de hoy, repuntes, discotecas abiertas al aforo completo, conflictos internacionales, bloqueo e incompetencia política, aviones a más de la mitad del aforo, turistas en distintos países, entre muchísimos otros elementos que me dejo; en definitiva, ciudadanos inmersos en un proceso adaptativo brutal.
Pero quiero centrarme en qué dice el DSM-V, manual de trastornos mentales en psicología, sobre aquellos síntomas necesarios para diagnosticar el Trastorno por déficit de atención/hiperactividad.
Quiero centrarme específicamente en aquellos síntomas que como sociedad, ponen en evidencia aquello que he llamado como "TDAH Social".
El Manual, nos indica que para poder diagnosticar sobre este trastorno se tienen que observar dos ejes fundamentales en el sujeto (en este escrito, la sociedad). Por un lado un eje de inatención y por otro lado un eje de hiperactividad e impulsividad.
Cada eje presenta una lista de síntomas, entre los cuales se tienen que observar al menos seis de ellos para diagnosticar sobre este trastorno. Únicamente quiero mostrar aquellos que, a mi parecer, se ven representados en nuestro comportamiento social actual, y por los cuales he decidido desarrollar este post.
Haciendo referencia al eje de inatención podemos observar que nuestra sociedad actual presenta los siguientes síntomas expresados en el manual:
a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).
b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lectura prolongada).
c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad).
f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo tareas escolares o quehaceres domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos).
h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).
Por lo que hace el eje de hiperactividad e impulsividad, se pueden observar en nuestra sociedad los síntomas siguientes:
b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, en situaciones que requieren mantenerse en su lugar.
c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado.
e. Con frecuencia está "ocupado", actuando como si "lo impulsara un motor" (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).
g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros).
Estos síntomas se pueden extrapolar al hecho que como sociedad no prestamos la mínima atención hacia aquello que nos indican los profesionales que nos guían en esta situación y constantemente cometemos fallos en la resolución y desarrollo de las normativas impuestas por los Gobiernos para paliar la pandemia mundial que estamos viviendo. Por ejemplo, nos olvidamos constantemente la mascarilla en casa y decidimos no volver a por ella, nos sentamos en una mesa antes de ser desinfectada, no mantenemos la distancia de seguridad determinada por las autoridades, vamos a la playa sin ninguna medida de seguridad, o en su momento, no seguíamos los horarios establecidos para hacer deporte. Nos hemos habituado a aquello que nombraban como "nueva normalidad", la cual cosa hace que olvidemos aquellas indicaciones importantes que quedan inmersas en ese nuevo concepto que no acabamos de comprender pero del cual formamos parte de forma directa.
Cada vez somos menos capaces de mantener la mascarilla por un tiempo sostenido a lo largo del día o nos oponemos a las nuevas medidas de prevención. Se pueden observar también cuando en pleno confinamiento, nos avanzábamos a las noticias comprando de forma abusiva papel higiénico sin todavía no saber qué estaba pasando o qué iba a pasar, inquietos confinados en nuestra casa, moviéndonos cada tres segundos de una habitación a otra, del balcón a la cocina, y del ascensor al comedor. Saltándonos muchos de nosotros el confinamiento, moviéndonos a nuestras segundas residencias cuando estaba completamente prohibido (a no ser que seas de la Familia Real), o cuando no acabábamos de comprender cómo teníamos que toser, estornudar o si la nariz iba por fuera o por dentro de la mascarilla. En definitiva, se puede observar la casi nula reflexión y responsabilidad social que presentamos como sociedad, la cual hace que remitamos a los mismos errores una y otra vez tal y como indicaba la cita de Bauman.
Con esta descripción pues, espero hacer reflexionar sobre el funcionamiento de nuestra sociedad y sobre el grado en que individualmente influimos de esta manera a la misma. Porque en situaciones límite como en la que nos encontramos, tenemos que tener más responsabilidad social que nunca, porque nuestro futuro como sociedad está en juego, y estas dificultades de aprendizaje pueden ser moldeadas de tal forma que demos la vuelta a la historia, porque tal y como dice Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Y si todos somos caminantes de un mismo camino, depende de cada uno de nosotros, la manera en que escribimos el final de esta historia.
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